¿Han conocido esos lugares que parecen un museo? Son esos en donde todo parece estar pulcro, intacto, brillante, perfecto. Y a veces también parece que nadie los habita. Lugares vacíos y hasta fríos. Suelen ser muy modernos, siempre al día y a tope. Con tecnología de primera. De esos que responden a los aplausos para abrir sus cortinas o encender sus luces. A veces minimalistas, otras, extravagantes. Pueden llegar a ser ruidosos, atractivos, lujuriosos y opulentos. Amplios y muy iluminados, sobre todo porque siempre están listos para ser admirados, están hechos para eso. Dan la impresión de nunca ensuciarse, pero ¡si lo hacen!, solo que también tienen quien los limpie. Todo es nuevo, exótico, impoluto. Su olor evoca a limpio, a recién salido de la ducha, a veces huelen a plástico, a carro nuevo y a mucho Chanel.
Otros en cambio son también como museos, pero más bien por lo antiguo o retro que puedas encontrar allí. Parecen casas de empeño, de esas en donde puedes encontrar verdaderos tesoros. Están llenos de música en vinilo, recuerdos en sepia, olor a caoba, flores naturales, cuadros de exposición, con un mobiliario viejo y usado, quizás remendado y ¿por qué no? hasta con mantelitos de croché en algún lugar clave o en cualquier rincón donde voltees. Están llenos de memoria, remembranzas y de mucho pasado. Es ese estilo que a veces te hace estornudar. Puede oler a óxido pero también a sabiduría. Pueden ser tercos, rústicos y maniáticos en su decoración, algunos te invitan a tomar un trago de esos clásicos, con música de fondo y quizá con mucho humo en el aire. Son dignos de observación, cada una de sus grietas cuenta una historia diferente. Pueden estar llenos de mucho friso, bajorrelieves, papel tapiz y varias molduras difíciles de eliminar pero al rasparlos un poco, puedes encontrar paredes lisas y muy tersas.
Los eclécticos, tienen un poco de los dos anteriores y más. Son esos que tratan de reunir todas las tendencias y fusionarlas en una. Son divertidos, modernos y muy de antaño a la vez. Si volteas a una de sus esquinas, probablemente veas un espacio tan frío como acogedor. Mezcla piezas vintage con otras de vanguardia. Es conciliador. Procura estar en una posición intermedia más no ambigua. Son de esos difíciles de encasillar y tampoco suelen sobrecargarse. Son una mezcla de todo, sin radicalismos. Lo ecléctico evita el caos, busca la armonía sin hacerte daño a la vista. Juega con las texturas, los colores y absorbe un poco de cada estilo. Su truco está en los detalles y tiene mucha personalidad.
Hay lugares pequeños, angostos, enormes, tipo duplex, con jardín, con apenas un balcón, hay algunos en los que no puedes ni respirar o por el contrario, abiertos y con muchas ventanas, los hay cercanos, los no tanto, clandestinos, acogedores y los que tienen muchas reparaciones pendientes. Los hay en construcción, con buen gusto, humildes, sencillos, estrambóticos, feos, propios y alquilados. La lista es enorme y los estilos, interminables. Que uno de ellos resulte frío a la vista, no significa que realmente lo sea. Que uno resulte acogedor a los ojos, tampoco significa eso. Aquel que resulta tan acomodaticio o complaciente, también puede llegar a ser un completo caos si no se mezcla bien. En fin, abarcarlos a todos, sería temerario porque las apariencias engañan o enganchan.
Dicen que las personas, somos lugares. ¿qué es un buen lugar? ¿Cómo se hace un buen lugar? ¿Quién es tu lugar favorito? Y sobre todo, ¿Qué tipo de lugar crees que eres tú?
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