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lunes, 10 de febrero de 2020

Abecedario sin tacho


Y al amaneser despierto tan solo para adorarte.
Aun no puedo ber el sol del amaneser, pero… 
    Pero ¡nada! ¡nada! ¡NADA! ¡NADA! ¿Cómo seguir leyendo la esencia de algo tan lindo con tan mala ortografía?
  Hay tanta ortografía en nuestras vidas. Tantos puntos y aparte, tantos puntos suspensivos, tantos puntos y final. Vivimos de paréntesis, comillas y acentos. Hay personas que AMAN con 
H, sin entender que no es más que una letra muda que a veces debemos usar solo para Hablar o para Hacer. Supongo que el amor no tiene ortografía, escuchar un “Te quiero”, un “Te extraño”, un ¡Me haces falta! nos llena de vida, nos ilumina y nos da 20 puntos en caligrafía auditiva. Pero cuando a uno le han “deceado” ya varias veces, es curioso como la esencia de tantos “deceos” a veces se pierden por tan nebuloso error. Definitivamente es mucho mejor que a uno le “Deceen” con S. (Y no me refiero a “ese” de “aquel” sino a la “S” como símbolo, como letra pues).

   El amor puede ser tan ciego como muda es la 
H pero cuanta falta hace cuando es el corazón el que desea ver… ¡y leer!  Suena tan bonito leer un amor escrito. Se siente, se palpa, se degusta y su aroma es increíble. Cinco sentidos para enamorarse o no.
    El poder de las letras y el efecto que éstas causan en nosotros es insuperable. Muchos no poseen el don de la palabra, lo que no significa que tengan poco que decir. Es allí cuando se recurre a la palabra escrita, que muchas veces nos resulta mejor y hasta con mayores gratificaciones y menos sacrificio, eso si, cuando está bellamente escrita.

    Dicen que cuando se habla de amor, las palabras sobran. ¿Cómo puedes hablar de amor si no dices nada? Pues se dice, ¡se puede decir!   Los ojos, el palpitar de un corazón, los nervios a flor de piel se convierten automáticamente en nuestra mejor pluma, con la que vamos dibujando y escribiendo cada una de esas emociones que queremos transmitir. Pero si ansiamos plasmarlo en un papel o en una pantalla, debemos cuidar y rescatar un abecedario hecho para amar. Porque la verdad es, que si lo que piensas escribir está lejos de ser agradable, ya por defecto y aún teniendo la mejor ortografía del mundo, pasa a ser un precepto totalmente errado en cuanto a gramática se refiere.
     La ortografía nos remite a escribir correctamente y la gramática a la utilización correcta del lenguaje.

    Alzheimer era alemán y aunque a veces sea el culpable de nuestra falta de tacto al escribir, ¡el tipo era alemán!, no le achaquemos nuestro imperfecto castellano. Sabemos que los “lapsus” existen, y para algunas personas como yo, omitir acentos o eñes está permitido. Pero todo tiene un límite. Los modismos, símbolos y nuevas formas son frecuentes (tristemente). Podemos tener problemas técnicos o de configuración del teclado o dedos pero cuando la configuración tiene más que ver con la desidia, el problema se torna catastrófico.  

Los delirios, alucinaciones y olvidos tienen mucho que ver con el amor. Pero no con que ni siquiera nos molestemos en revisar en nuestra memoria para ver si hallamos un sinónimo o palabra similar que nos ayude a completar el objetivo. El uso de un buen diccionario, corrector ortográfico o Wikipedia (NO #Whiskypedia) también son excelentes herramientas. ¡Googlea!


Dicho esto, comienzo por el principio:

Y al amanecer despierto tan solo para adorarte.
Aún no puedo ver el sol del amanecer, pero te tengo a mi lado y tú brillas más que él.
Hay algo más bello que el amanecer.
El despertar contigo todos los días.

Awwww que veyo…. Perdón, que ¡BELLO!